Monday, November 29, 2010

Metáforas e Ironías

La vida sigue y seguirá entre momentos que con rapidez se alejan de mí, todo lo que ocurre a mi alrededor cambia, justo como habría dicho Heráclito; lo que sé es burlado por aquello que no sé, el mundo en el que vivo es ideal y al mismo tiempo no lo es.

Todas las mañanas empieza un nuevo reto, un camino recién nacido que espera ser transitado por mí y por mis ideas, todas las mañanas sale el sol tras haberse ocultado la luna, todas las mañanas, el acero y hierro de la jungla, llena de ruidos la atmósfera preciosa que amo; los pensamientos, de manera sublime, corren de aquí para allá como niños que juegan en el patio de recreo, las miradas que tengo y recibo describen hasta el más mínimo detalle, así lo quiso aquel quien fundó el liceo y así lo hago. No es pura casualidad, señor Van Helmoth, no es que sea yo el centro del universo querido Ptolomeo, es simplemente que vivo en una eterna lucha entre metáforas e ironías.

Entre metáforas e ironías no existen secretos, ellas, aunque me odian, son mis amigas, ellas que siempre intentan detenerme, son mis amigas.

Metáforas que me enamoran, que me llenan de un amor no correspondido por la realidad, esas damas suaves y delicadas que susurran las más preciosas poesías de Neruda y Whitman , esas que luego se encargan de hacer de mi corazón una frágil hoja de otoño que horrorizada se encuentra en el suelo y puede escuchar cómo se acercan los galopantes jinetes que compiten por el galardón máximo, la corona de flores y laureles. Karl, le pregunto siempre, ¿será que todos debemos ser iguales? Él nunca ha podido responderme; señor Smith, ¿debo acaso ser un rígido trabajador y olvidar que soy un ser humano? Él tampoco ha podido responderme, y aún así siguen discutiendo, buscando una razón.

Entre metáforas e ironías no existen secretos, ellas, aunque me odian, son mis amigas, ellas que siempre intentan detenerme, son mis amigas.

Camino por las tardes soleadas de mi vida buscando un milagro en cada esquina, busco, sin pensarlo, las notas de Mozart y de Bach en el viento y en el mar, hablo de miles de cosas, entonces, me detengo por un segundo, subo la mirada y entiendo que las ironías se acercan, próximas a mí se encargan de destacar todas las contradicciones de esta dimensión, de esta realidad, me dicen, “la vida, en el mejor de los casos, es un parpadeo entre dos eternidades” y sin vacilar les devuelvo todo aquello que me han dado, mentiras, calumnias y demás. Luego, empiezo a correr sin sentido alguno, entropía dirán los estudiosos del universo, es relativo, dice Albert, no tanto así, replica Schrödinger y yo sigo al más sublime de los sonidos, la voz de Sofía.

Entre metáforas e ironías no existen secretos, ellas, aunque me odian, son mis amigas, ellas que siempre intentan detenerme, son mis amigas.

Empieza la tarde a relucir con centellas de fuego que el cielo surcan , empieza el día a morir lentamente, a acabar su magia, a permitir el paso de una noche tétrica, oscura; el día así como la vida es un ciclo, Krebs lo dijo, yo, lo repito. Puedo sentir las llamas, la energía de un sol que se aleja con teas espeluznantes, siento miedo pero debo seguir, debo seguir su voz, debo seguir su gracia y su belleza, Sofía.

Entre metáforas e ironías no existen secretos, ellas, aunque me odian, son mis amigas, ellas que siempre intentan detenerme, son mis amigas.

La tarde, la penumbra, se abalanza sobre mí como una gran ola que desea llegar a la orilla, entran los fantasmas del día pasado, las angustias de los sueños ya soñados; veo por todos lados cómo seres nuevos llegan a este mundo y cómo otros se alejan sin mirar atrás, aún así, sigo mi camino y, desde el suelo, el estoico me grita que la verdad yace en la tierra misma y no en lo material, yo nunca le he prestado atención, siempre lo veo, siempre lo escucho pero debe haber algo más allá. Justo como Agustín decía, el secreto está en el verbo pero, ¿de verdad lo está? Entonces me encuentro con aquel viejo amigo que todos tenemos y siempre nos hace pensar, Nietzsche es su nombre, y lo que dice, te prometo, querido lector, también te hará reflexionar; “Dios ha muerto, no hay nada que podamos hacer” dice él, yo muy cínico ante su propuesta sigo caminando por estas calles de mi pasado y de mi presente, camino hacia la noche, que ya desde aquí puede verse perenne. Sofía, ¿dónde estás?

Entre metáforas e ironías no existen secretos, ellas, aunque me odian, son mis amigas, ellas que siempre intentan detenerme, son mis amigas.

Veo ya desde aquí la luna, veo como el peligro de la oscuridad se acerca, no creo que Stephen tenga razón pues, el miedo, miedo es; no creo que Lovecraft pueda encender la llama del terror , tal vez, y, sólo tal vez Poe pueda tener la razón, él quién siempre me habla de su gato, el negro, llamado Plutón y de su esposa, su querida Lenore. Sigo caminando ahora entre luces brillantes, apasionadas; sigo por los puentes, los caminos y, ¿por qué no? Las miradas.

Nunca he podido conocerla, pero mis amigos siguen aquí, quieren encontrarla; ¡cambia el paradigma! , dice Ferdinand, pero no es tan sencillo pues creo que lo que existe dentro de nosotros es inquebrantable, creo que este sueño, que he compartido contigo, tiene un propósito, un porqué. Creo que es hora de irme pues debo enfrentar de nuevo la realidad de que otro día ha muerto y de que la noche ya pronto se va, una última cosa que quisiera compartir, mi vida se encuentra llena de metáforas e ironías, y a ellas nunca las he podido descifrar pero tengo la fe de que algún día la voy a conocer, y la voy a amar, mi querida y añorada Sofía.

Entre metáforas e ironías no existen secretos, ellas, aunque me odian, son mis amigas, ellas que siempre intentan detenerme, son mis amigas.