Thursday, December 30, 2010

Memorias de un soñador

Una y otra vez deseo volver a ver aquella hermosa sombra de plata…

La vida de un soñador está llena de acertijos, él, quien siempre sueña, puede verse perdido entre los versos más hermosos de Neruda, aunque lo rodee la más cruel de las circunstancias; él quien siempre piensa y dialoga con su yo interno, puede que esté solo en esta dimensión y en su realidad tangible, él quien siempre está enamorado, puede verse aturdido por las voces de un pasado inclemente, y aún así, él seguirá soñando.

Siglos habían pasado, o por lo menos así lo sentía yo, desde la última vez que pude ver a esa dama de curioso existir, yo, desde el primer momento pensé que era como un tesoro de esos que se encuentran únicamente en los cuentos de piratas, ya sabes, invaluable, brillante y espléndido. Por eso, aunque estaba justo en frente de mí, sentía miedo y alegría, mezcla rara de felicidad y terror pero tenía que tomar una decisión. Ella era el ser más interesante que había podido yo observar jamás, me acerqué con prudencia, cautela y un poco de emoción para poder entender de qué estaba hecha esa esencia dulce y agradable, y cuál sería mi sorpresa al ver que, de ser un tesoro maravilloso, pasó a ser una delicada rosa de color carmesí, elegante y astuta, obviamente dispuesta a sentirse la más bella de todo el rosal, era algo mágico pues, no podía ser un sueño, aquello estaba de verdad sucediendo.

Seguía acercándome cada vez más para lograr entender su naturaleza particular en la vasta selva que llamamos personalidad, de pronto escuché un sonido que provenía desde lo más profundo de su alma, ¿su voz?, preguntas. No, era algo más allá de los sonidos que tú y yo conocemos, era como un secreto susurrado al oído pero al mismo tiempo melodioso cual obertura apasionada de hombres locos y famosos. Tenía que seguir acercándome pero el día que nunca había existido, dejó de ser claro y radiante para ser oscuro y tenebroso, por un momento sentí un miedo espeluznante pues ya no podía sentir la presencia de esa especial sensación de compañía agradable y armonía. Entonces, empezó a llover oro del cielo y crecieron florecientes girasoles de diamantes pero, ¿para qué yo quería oro o diamantes? Lo único que me interesaba era poder verla otra vez.

Solo y angustiado debido a que la refinada lluvia se hacía cada vez más densa, decidí detenerme por un momento y soñar, y perderme entre los mirmidones y los largos caminos que se deben recorrer para llegar a casa, pero ¿no era esto ya un sueño? ¿Quién sabe?, tal vez no.

Sabios y eruditos han escrito por milenios cómo poder volver a lo que era y cómo poder ir hacia lo que será, algunos dicen que es deseándolo con el corazón, otros que simplemente debes sentarte en el mejor sillón que encuentres y esperar a que la magia del destino suceda, yo creo, querido lector, que de haber esperado, nunca la hubiera podido conocer. Me adentré en la oscuridad profunda de mis temores y como una lucecita que aparece al final de nuestras cajas de Pandora estaba ella, entonces creí saber de qué se trataba, ¡esperanza! – grité con emoción – pero ni una palabra pronunció, de nuevo podía sentir la curiosidad que persigue al ser humano en sus búsquedas más apasionadas y de un salto caí justo a su lado.

Podía sentir cómo su corazón latía lentamente y cómo sus ideas corrían de aquí para allá como niños que con emoción esperan a la llegada de un regalo muy deseado, era algo simplemente increíble, cómo todos los esfuerzos conspiraban para que aquel fuese el momento más feliz de eso que no era ni día ni noche. Ella abrió sus ojos con cautela y señaló al cielo, para mí fue difícil retirar la mirada de aquellos ojos tan preciosos y al mismo tiempo tan misteriosos, cuando volteé me di cuenta de que no estábamos solos, había una hermosa doncella de plata justo sobre nuestras cabezas señalando la llegada de un tal eclipse. Entonces entendí que hasta los momentos más sublimes deben tener su tiempo, su vida y su muerte, por supuesto. La doncella plateada me advirtió que aquel destello de felicidad duraría hasta que la sombra de plata que ella con sus elegantes vestidos producía, llegara al final de la oscura sala, ¡vive!- me dijo. Al principio no lo entendí, pero luego de unos instantes a su lado, me di cuenta de que no quería que terminasen los minutos, no quería que existiera ni la vida, ni la muerte, sólo quería quedarme para siempre entre caricias y miradas con ella.

En ese momento dejé pensar, dejé todo lo que temía atrás simplemente para vivir. Cada vez más la sombra de la plata se alejaba más y más de nosotros, cada vez más yo admiraba la singular belleza de la rosa, del tesoro, y entonces, justo como la luna había dicho, sucedió. La sombra de plata llegó al final de la sala y entre sonidos terribles de destrucción y tristeza desperté.

La vida de un soñador está llena de acertijos, él, quien siempre sueña, puede verse perdido entre los versos más hermosos de Neruda, aunque lo rodee la más cruel de las circunstancias; él quien siempre piensa y dialoga con su yo interno, puede que esté solo en esta dimensión y en su realidad tangible, él quien siempre está enamorado, puede verse aturdido por las voces de un pasado inclemente, y aún así, él seguirá soñando. No sé si esto sea un recuerdo pero siempre puedo conseguir revivir momentos de alegría junto a ella en mis sueños, no sé si pueda volver a verla, si pueda volver a sentir su corazón junto al mío o si podré volver a escuchar su delicada voz pero sueño todas las noches con ella y con que ella sueñe conmigo también.

Una y otra vez deseo volver a ver aquella hermosa sombra de plata…

Monday, November 29, 2010

Metáforas e Ironías

La vida sigue y seguirá entre momentos que con rapidez se alejan de mí, todo lo que ocurre a mi alrededor cambia, justo como habría dicho Heráclito; lo que sé es burlado por aquello que no sé, el mundo en el que vivo es ideal y al mismo tiempo no lo es.

Todas las mañanas empieza un nuevo reto, un camino recién nacido que espera ser transitado por mí y por mis ideas, todas las mañanas sale el sol tras haberse ocultado la luna, todas las mañanas, el acero y hierro de la jungla, llena de ruidos la atmósfera preciosa que amo; los pensamientos, de manera sublime, corren de aquí para allá como niños que juegan en el patio de recreo, las miradas que tengo y recibo describen hasta el más mínimo detalle, así lo quiso aquel quien fundó el liceo y así lo hago. No es pura casualidad, señor Van Helmoth, no es que sea yo el centro del universo querido Ptolomeo, es simplemente que vivo en una eterna lucha entre metáforas e ironías.

Entre metáforas e ironías no existen secretos, ellas, aunque me odian, son mis amigas, ellas que siempre intentan detenerme, son mis amigas.

Metáforas que me enamoran, que me llenan de un amor no correspondido por la realidad, esas damas suaves y delicadas que susurran las más preciosas poesías de Neruda y Whitman , esas que luego se encargan de hacer de mi corazón una frágil hoja de otoño que horrorizada se encuentra en el suelo y puede escuchar cómo se acercan los galopantes jinetes que compiten por el galardón máximo, la corona de flores y laureles. Karl, le pregunto siempre, ¿será que todos debemos ser iguales? Él nunca ha podido responderme; señor Smith, ¿debo acaso ser un rígido trabajador y olvidar que soy un ser humano? Él tampoco ha podido responderme, y aún así siguen discutiendo, buscando una razón.

Entre metáforas e ironías no existen secretos, ellas, aunque me odian, son mis amigas, ellas que siempre intentan detenerme, son mis amigas.

Camino por las tardes soleadas de mi vida buscando un milagro en cada esquina, busco, sin pensarlo, las notas de Mozart y de Bach en el viento y en el mar, hablo de miles de cosas, entonces, me detengo por un segundo, subo la mirada y entiendo que las ironías se acercan, próximas a mí se encargan de destacar todas las contradicciones de esta dimensión, de esta realidad, me dicen, “la vida, en el mejor de los casos, es un parpadeo entre dos eternidades” y sin vacilar les devuelvo todo aquello que me han dado, mentiras, calumnias y demás. Luego, empiezo a correr sin sentido alguno, entropía dirán los estudiosos del universo, es relativo, dice Albert, no tanto así, replica Schrödinger y yo sigo al más sublime de los sonidos, la voz de Sofía.

Entre metáforas e ironías no existen secretos, ellas, aunque me odian, son mis amigas, ellas que siempre intentan detenerme, son mis amigas.

Empieza la tarde a relucir con centellas de fuego que el cielo surcan , empieza el día a morir lentamente, a acabar su magia, a permitir el paso de una noche tétrica, oscura; el día así como la vida es un ciclo, Krebs lo dijo, yo, lo repito. Puedo sentir las llamas, la energía de un sol que se aleja con teas espeluznantes, siento miedo pero debo seguir, debo seguir su voz, debo seguir su gracia y su belleza, Sofía.

Entre metáforas e ironías no existen secretos, ellas, aunque me odian, son mis amigas, ellas que siempre intentan detenerme, son mis amigas.

La tarde, la penumbra, se abalanza sobre mí como una gran ola que desea llegar a la orilla, entran los fantasmas del día pasado, las angustias de los sueños ya soñados; veo por todos lados cómo seres nuevos llegan a este mundo y cómo otros se alejan sin mirar atrás, aún así, sigo mi camino y, desde el suelo, el estoico me grita que la verdad yace en la tierra misma y no en lo material, yo nunca le he prestado atención, siempre lo veo, siempre lo escucho pero debe haber algo más allá. Justo como Agustín decía, el secreto está en el verbo pero, ¿de verdad lo está? Entonces me encuentro con aquel viejo amigo que todos tenemos y siempre nos hace pensar, Nietzsche es su nombre, y lo que dice, te prometo, querido lector, también te hará reflexionar; “Dios ha muerto, no hay nada que podamos hacer” dice él, yo muy cínico ante su propuesta sigo caminando por estas calles de mi pasado y de mi presente, camino hacia la noche, que ya desde aquí puede verse perenne. Sofía, ¿dónde estás?

Entre metáforas e ironías no existen secretos, ellas, aunque me odian, son mis amigas, ellas que siempre intentan detenerme, son mis amigas.

Veo ya desde aquí la luna, veo como el peligro de la oscuridad se acerca, no creo que Stephen tenga razón pues, el miedo, miedo es; no creo que Lovecraft pueda encender la llama del terror , tal vez, y, sólo tal vez Poe pueda tener la razón, él quién siempre me habla de su gato, el negro, llamado Plutón y de su esposa, su querida Lenore. Sigo caminando ahora entre luces brillantes, apasionadas; sigo por los puentes, los caminos y, ¿por qué no? Las miradas.

Nunca he podido conocerla, pero mis amigos siguen aquí, quieren encontrarla; ¡cambia el paradigma! , dice Ferdinand, pero no es tan sencillo pues creo que lo que existe dentro de nosotros es inquebrantable, creo que este sueño, que he compartido contigo, tiene un propósito, un porqué. Creo que es hora de irme pues debo enfrentar de nuevo la realidad de que otro día ha muerto y de que la noche ya pronto se va, una última cosa que quisiera compartir, mi vida se encuentra llena de metáforas e ironías, y a ellas nunca las he podido descifrar pero tengo la fe de que algún día la voy a conocer, y la voy a amar, mi querida y añorada Sofía.

Entre metáforas e ironías no existen secretos, ellas, aunque me odian, son mis amigas, ellas que siempre intentan detenerme, son mis amigas.

Saturday, October 30, 2010

Realidad, Sueño, Pesadilla y Muerte

Los veo preocupados, ¿Por qué? ,¿Por qué están preocupados? , todos me revisan.

Salí de mi Starbucks favorito corriendo en dirección al trabajo, aquel café estaba muy caliente, yo diría que hirviendo; corría con prisa sin darle importancia a mi entorno, en general siempre fue así y ahora veo que debía ser de otra manera; recuerdo aquella mujer con la que tropecé, aquella mujer que me dijo “Adiós” sin saberlo, ella, quién me entregó sin prejuicios a las sombras para no que no la quemara con mi suculento café, traté de esquivarla y encontré transporte y luz , luego sangre, mucha sangre.

Me encontraba en el campo floreado de rosas rojas, las mismas impregnaban aquel aire con un aroma celestial que no me dejaba reposar ni estar activo, simplemente me mantenía feliz. Era único , me recordaba tanto a mi hogar, ese sentido del bienestar; de pronto se manifestó un árbol, y me dijo: la vida es un maravilloso regalo el cual debes aprender a valorar - recuerdo que me dijo: -lucha y tendrás una segunda oportunidad o desiste y vivirás conmigo para siempre-, entonces desapareció. De pronto entre todas las rosas rojas surgió una amarilla que brillaba por sobre todas y su aroma era esencial, algo que jamás había tenido el placer de sentir, quise acercarme a ella, pero dudé y la rosa amarilla se desvaneció.

Llegué entonces de la nada al vacío y al espacio oscuro, veía como las estrellas se tornaban rojas y los ruidos me atrapaban, se burlaban de mi, la sequía había llegado, no existía ni el agua , ni el fuego, ni el cariño. El amor se tornó frío y solitario, podía ver rostros conmovedores de gente que no veía desde hace mucho, entre esos uno que me petrificó y jamás olvidare, el de mi abuelo, difunto ya hace varios años que me esperaba con mantos y aguas. Me llamaba, pero yo no quería ir, el ruido era espantoso y la penumbra se acercaba más y más, el aire me faltaba, yo nunca había estado aquí, ni allá, nunca lo vi venir, si usted me quiere decir dónde estoy, pues hágalo…

Y entonces entendí los idiomas, los ruidos se volvieron cada vez más claros , el árbol se alejaba, la rosa amarilla me sonreía y veía las nubes, estaba tranquilo, pero mis manos estaban cubiertas de rojo así como mi rostro. Había mucha gente,-estoy bien- les decía, pero no escuchaban, estaban preocupados, había alguien en el suelo, alguien moría yo podía sentirlo, me adentré poco a poco en la multitud, les pregunté varias veces qué sucedía, sin encontrar una respuesta, estaban muy concentrados, no podían escucharme; para cuando llegué a ver quién era el que agonizaba y robaba atenciones, sentí un fuerte dolor en el pecho como si me dieran fuertes golpes repentinos.

¿Qué sucede, quienes son ellos? y el árbol respondió: “tus amigos, ellos no quieren que te vayas…”

Nunca más volví a sentir la brisa, ni el calor, ni el frío, ahora soy sólo un espectador, nunca más pude saborear mi café favorito ni llegar al trabajo, aquella mañana mi realidad me atrapó destinándome a un accidente, tuve un sueño muy hermoso, ya casi al final encontré mi pesadilla y acabé muriendo… Tal vez si no hubiese dudado, si hubiese escuchado lo que dijo el árbol, estaría aquí contigo, pero no lo hice y ahora eres tú quien debe tomar la decisión, ¿buscarás la rosa o vivirás y morirás sin sentido alguno?

Monday, October 25, 2010

The Test

¿Es acaso lo peor que le puede suceder a un ser humano? ; ¿Es en definitiva un sentimiento fugaz que existe en nuestras almas y aflora ante los más crueles desafíos? ; ¿Qué es?

Daniel despertó aquella mañana atemorizado por lo que le esperaba, un día que podría cambiar el curso de su existencia, miedo tenía de que su padre, un viejo amargado y alterado por las situaciones políticas y económicas del país, lo reprendiera de manera horrenda, lo sacara de su amada universidad, y era un examen, uno sólo, el que le aseguraría a Daniel su cupo en la casa del saber, en su segunda casa.

Daniel se apresuró con un pesar terrible sobre sus hombros, era como si grande herramientas ferrosas se posaran sobre su espalda haciéndole dificultosa la simple tarea de caminar. El pasillo del quinto piso se encontraba sereno, no había un alma que caminase por aquel sitio, que, para Daniel, había sido olvidado hasta por los mismísimos ángeles.

Puerta tras puerta él buscaba el número que le asignaron, el salón donde descubriría su destino. Asimismo llegó, eran las 10:05 de la mañana, ya todos estaban adentro presentándolo, él se aproximó al escritorio de la profesora y ella, sin exclamar una sola palabra, le hizo entrega del espeluznante documento. Daniel siempre había sido un chico tranquilo, nunca se buscó problemas con nadie. La silla que quedaba vacía era la primera de la fila del centro, Daniel se sentó, sacó su lápiz de grafito y empezó a desarrollar aquello que sabía.

Gotas de sudor corrían por su frente y varios calambres tétricos azotaban a sus piernas, aún así el muchacho seguía intentándolo, cuando de pronto, se topó con una pregunta que lo dejó frío, sin la más mínima idea. En aquel momento muchas cosas pasaron por su mente,- ¿Puedes imaginar perder tu beca de estudios por una pregunta? ¿Puedes acaso manejar la angustia? –

Daniel procedió a colocar sus brazos sobre el pupitre, quería estar tranquilo, quería entrar en la oscuridad que nos permite la terrible soledad, del mismo modo, cerró los ojos con fuerza para recordar aquello que nunca supo, y, de pronto, sucedió. Muchas voces vinieron de aquí y de allá, “! Sal de aquí!” “¡Te estoy observando! “y “¡Lo vas a lamentar!” eran algunas de las cosas que el joven asustado escuchaba, sin poder soportarlo más, abrió los ojos y en el mismo segundo subió su cabeza ,pero algo andaba mal, la luz era un poco más brillante, el sonido angustioso del grafito asesinando las hojas de papel puro ya no estaba, entonces, ¿qué había sucedido? – Se preguntaba Daniel- ¿A dónde fueron todos? , nadie podía responderle.

De pronto el muchacho sintió un golpe muy cerca de él, era como si alguien hubiese movido un pupitre o hubiese detonado un arma de fuego, Daniel volteó, y lo que vio, querido lector, va más allá de la compresión humana, era una figura femenina de rasgos neutros, no tenía expresión alguna en el rostro, con la boca abierta y mirando a un punto ciego, incomprensible respiraba de manera violenta y hacía sonidos, horribles sonidos desesperados, inexpresivos; nada más pasaba por la mente del muchacho sino alejarse de aquel lugar, pedía a gritos pero en silencio desaparecer, dirigió su mirada al centro de la pizarra y casi con lágrimas puras llenas de miedo y curiosidad quiso echarle un nuevo vistazo al monstruo incierto que el pupitre de al lado habitaba, pero, cuando volteó no había absolutamente nada.

Daniel se levantó muy de prisa y se golpeó con el escritorio de la profesora, el examen había caído al suelo, como todos sus sueños si no lograba terminarlo, pero, ahí estaba de nuevo, parada en la esquina más alejada de él y de la realidad, aquella mujer que al punto mortífero y ciego miraba, él quiso simplemente renunciar a todo, quiso alejarse de ella lo más rápido posible, se dirigió hacia la puerta y la abrió muy rápidamente, salió del salón y se encontró con la puerta del frente.

Sin poder mover un hueso, Daniel se quedó pegado a dicha puerta salvadora viendo de frente la luz, que desde ahora, le anunciaría si aquel monstruo espeluznante lo perseguiría. Nada parecía ocurrir, tal vez el monstruo se fue- pensó – un poco más relajado, se apartó de la puerta de donde se mantuvo aferrado, y escuchó un grave respirar a sus espaldas, volteose y vio en la ventanilla de la puerta que una vez fue su refugio la cara espeluznante de mal y la confusión, no lo pensó de nuevo y empezó a correr por el pasillo a toda velocidad sin ver atrás y con los ojos llenos de lágrimas.

¿Es acaso lo peor que le puede suceder a un ser humano? ; ¿Es en definitiva un sentimiento fugaz que existe en nuestras almas y aflora ante los más crueles desafíos? ; ¿Qué es?

Daniel abrió los ojos y, preocupado miró con cautela tanto a la izquierda como a la derecha, ahí estaban aquellas almas tranquilas, sus compañeros, que, sin nervios ni preocupaciones presentaban el examen definitivo; Daniel debía acabar con la pesadilla que, por semanas, lo estuvo persiguiendo, apoyó el grafito sobre el papel y respondió con firmeza y seguridad eso que alguna vez creyó haber olvidado, se levantó y de modo enérgico le entregó el examen respondido a la cruel profesora que ni una palabra le dijo. Preocupado aún por las escenas que había vivido solo dentro del salón, miró a las distantes esquinas sin encontrar explicación alguna, entonces, nada de aquello había sucedido- se dijo- y caminando de forma serena y un poco cautelosa se dirigió a la salida del salón, tomó la manilla de la puerta y la cerro detrás de él y ahí estaba aferrada a la pared con la boca abierta y sin una mirada, el monstruo incompresible que devora a las almas, la mujer que triste siempre esperaba por una nueva víctima, por una nueva presa, ahí, siempre ahí, respirando fuertemente se quedaría por siempre…

¿Es acaso lo peor que le puede suceder a un ser humano? ; ¿Es en definitiva un sentimiento fugaz que existe en nuestras almas y aflora ante los más crueles desafíos? ; ¿Qué es?

Gota de Sangre

La verdad y la mentira destacan las conclusiones divinas, los comportamientos humanos, las penas y las muertes desatan las lagrimas en algunos, en otros, el desierto del alma y la aceptación enfermiza de la naturaleza, pero el ser y el no ser de un individuo aflora ante sus problemas y reflexiones entrando en etapas de miedo y ternura, de inseguridad y asco, pues, la respuesta final a la desesperación inicial es esta gota de sangre que se fuga de mi corazón.

Wednesday, October 20, 2010

Sam

“La nieve sigue cayendo, el viento me congela y mi corazón deja de latir"


Corría desesperadamente por el bosque pero las voces no estaban , los gritos habían desaparecido , caía una fuerte tormenta aquel día, recuerdo, la nieve y el hielo caían por doquier, yo necesitaba escapar, después de todo no quería esto , no quería morir así.

Fue entonces cuando ellos llegaron, habían empezado una guerra , a perseguirnos…¡qué frío! ¡qué dolor! , el viento helado rozaba mi cara cortándola como una hojilla a una delgada lamina de papel; siempre fui muy contradictor de la ley, siempre me sentí impulsado a hacerme preguntas , a expresar mis ideas, mis sentimientos, pero no para ser perseguido de esta manera.

El camino se hacía más y más escabroso, llegué a resbalar golpeándome fuertemente la espalda , en ese momento pude verla , la luz que entraba por mis ojos , la mujer que había cambiado mi vida, ella estaba ahí, me levantó como siempre, me dijo: “sigue luchando no puedes morir así”.

Me levanté y seguí corriendo, me faltaba el aire, no podía sentir mis pies ni mis manos, sólo podía ver cómo se nublaba mi panorama, podía sentir cómo se me escapaba la vida. El cuarto parecía normal, la cabaña estaba tranquila, mi Sam dormía , y yo estaba feliz. Tenía que levantarme como siempre a buscar leña, aquel iba a ser un día muy duro.

Sentí como ella me llamaba ¡Jack! , ¡Jack! , podía verla, linda, de pronto, sentí un fuerte golpe en el pecho como si me hubiesen conectado con un bat de baseball, miré hacia abajo y escupí sangre , aún así no podía rendirme, tenía que seguir.

Como de costumbre tenía que servirle el desayuno, prepararme y luego, ver el alba y trabajar, iba a ser un buen día pero no como este. Escuché dos estruendos y dos hoyos se encontraron en mi pecho, me vi desplomado sobre la nieve , el cielo se torno morado, las luces del día se oscurecían mis ojos se cerraban, aún puedo recordar el día en que le propuse matrimonio , el día más feliz de mi vida , la alegría de mi alma, Sam .

Nuestro amor es indeleble como su locura; intenté levantarme pero la nieve ya no era blanca, ahora era roja, un tercer estruendo cubrió el bosque y cayó a mi lado muerta , no podía creerlo, no podía siquiera imaginarlo, la veía sonriendo con un arma en la mano , luego, ya no la veía, sólo el sol y, de pronto, la eternidad.

No sé si esto fue un terrible sueño o una pesadilla pero puedo verme sobre la nieve roja con mi Sam, el amor de mi vida y creo, creo que estoy muerto.

“La nieve sigue cayendo, el viento me congela y mi corazón deja de latir"

Cien Puertas

Me encontraba aquel día perdido, no sabia dónde, ni cuándo, ni como había llegado a aquel pasillo tan misterioso, había personas llorando , vagando por el pasillo, otras muy felices adornaban el ambiente , yo sólo era un niño que buscaba su razón , su universo .

Aquellas sombras sollozantes me seguían diciendo: “avanza, no te rezagues ,mira al frente, no nos oigas “, yo solo podía ver puertas de diferentes colores , de diferentes tamaños, tenia miedo , no sabia donde estaban mis padres , de hecho ya no estaban.
“Ahora lo sé , qué había detrás de las puertas”.

Unas puertas eran blancas de bordes dorados , otras verdes con ramas , otras negras y sangraban , era como si pudiese sentir lo que sucedía detrás de estas, algo me llamaba a la puerta azul, profunda , una dama llamada intuición me guiaba , pero siempre la perdía de vista, el pasillo se hacía cada vez mas largo no tenía principio, no tenía fin.
“Ahora lo sé , qué había detrás de las puertas”.


Así pasó el tiempo y ya no era tan joven, aun así no decidía por cual puerta hacerme camino, cual era la indicada, cual seria mi destino. Recuerdo como el hombre flaco alto de piel gris se acerco y me advirtió que vendría por mi, eso era seguro, muy pronto vendría por mi. Yo sentía mucho miedo, veía como otros se lanzaban, se arriesgaban tenían éxito y otros morían en el intento.
“Ahora lo sé, qué había detrás de las puertas”.


Ahora te digo pasé mis días detallando las puertas, pensando ¿qué había detrás? , ¿qué estaba haciendo? , ¿cómo lo iba a hacer?, estoy muy enfermo, y falta poco, se acerca el hombre de piel gris para llevarme , debo darte un consejo antes de partir, este pasillo fue mi oportunidad , aquí crecí , aprendí pero nunca me arriesgué y ahora lo lamento mucho me tengo que ir , ha llegado el momento.
Mi vida era lo que me esperaba detrás de esas cien puertas.

El Autobús

Desperté aquella mañana, muy cansado, en una terminal de autobuses olvidada por el tiempo y por mí.

Me sentía un poco mareado, no podía entender qué me sucedía, era algo extraño, como estar borracho o drogado, tal vez. Sólo sé que había mucha gente esperando el próximo autobús, una cola enorme, y podía escuchar el llanto de los familiares que, dolidos, deseaban partir con sus seres queridos.

Decidí, sosegado, esperar un rato en un banco el cual tenía el periódico del día anterior, empecé a leer sin preocupación, la luz amarilla , casi blanca, que entraba por los enormes ventanales molestaba, era muy brillante, aun así intentaba leer, cuando de pronto, una pequeña niña rubia llamada “Sophie”, recuerdo, se sentó a mi lado sin decir una palabra. Hola – le dije - ella volteó, me miró con aquellos grandes ojos azules y me dijo: - ¿Estás aquí conmigo? –¿Sabes dónde estamos? , le expliqué que estábamos en una terminal de autobuses, que el próximo partía pronto, que no desesperara, entonces Sophie empezó a llorar reclamando que no quería irse, que sólo estaba jugando; bueno te confieso mi querido lector , tengo un hijo llamado Nick , y te lo digo porque nunca fui un buen padre, pero sentía que debía acompañar a la pequeña niña, - Sophie, si te perdiste jugando , yo te acompaño, estoy seguro de que anunciarán tu nombre por el altavoz y tus padres vendrán por ti, vamos, no llores pequeña- le dije - ella sonrió.

La niña me hacía muchas preguntas, entre esas que recuerdo, me preguntó ¿a dónde vas tú?, no lo sé- le respondí- , presiento que lejos, muy lejos, verás, he cometido errores, mi hijo y yo perdimos contacto hace unos años, y quiero descansar, me siento exhausto. De pronto sonó el Alta Voz: - todos los pasajeros con destino a Heaven’s Lake abordar el autobús. Sophie se asustó, me dijo: - ¿Te vas? , le respondí que podía esperar unas horas más por el otro autobús, entonces un señor afro americano se acercó , sacó de su mochila un saxofón y empezó a tocar una melodía hermosa, le tuve que dar un dólar, lo único que me quedaba; el sonrío amablemente y se retiró, luego una señora de vestido negro que caminaba por el pasillo tosió sangre, cayó al suelo y se desvaneció. Sophie me comentó que le encantaba jugar en el río con sus amigas, siempre corrían y se lanzaban al agua, y me habló de un sitio lleno de rocas y profundas aguas donde vivía un ángel llamado Vincent que cuidaba de ella y de Amanda el día del accidente, una conmovedora historia que me llevaré sin duda alguna a la tumba.

De pronto Sophie me dijo que sintió tres fuertes golpes en el pecho , uno sucesivo al otro y al otro , la cargué y alarmado corrí hacia la recepción , “¡Ayuda, Ayuda!” Gritaba desesperado , la mujer que atendía preguntó sin pensar:- ¿qué le sucede a su hija?- , Le respondí que sentía fuertes dolores en el pecho, y ella solo me dijo: - entonces ella no puede ir con usted, déjela. -¿Cómo? - , no sé qué le sucede, no la puedo dejar así, dije enérgicamente, - ¿dónde están sus padres?- , afuera, me dijo ella, y usted tiene que partir, su autobús está abordando, a ver, deme la niña , yo la llevaré con sus padres.

Así lo hice, la señora me inspiró mucha confianza, agarré mi vieja mochila, mi periódico y empecé la cola, aún no habían abierto la puerta pero yo era el primero en la fila , un anciano a lo lejos era atendido , se había desmayado , la luz blanca seguía entrando con mucha intensidad a la sala de espera, seguía escuchando los llantos de parientes entristecidos, claro yo no tenía ninguno. Se abrieron las puertas de la máquina, el conductor era un hombre flaco alto con un uniforme negro y verde, él, amablemente , me señaló mi asiento y me dijo- Todos tienen sus asientos enumerados, vaya, aquel es el suyo. Aquel autobús me hacía sentir libre, cómodo , tranquilo , abrí la ventanilla , y sentí la brisa y la luz golpeando mi rostro , aún no se había montado nadie, o eso era lo que yo pensaba hasta que volteé y vi a una mujer con vestido negro que sollozaba; a mi lado se sentó un anciano que parecía amable, una niña subió al autobús sonriente y un tanto húmeda, en el fondo un tipo grande, de rasgos negros, observaba con tristeza su asiento. No sabía qué hora era, ni a dónde iba, así que pregunté al conductor : -Disculpe, conductor , ¿qué hora es? , él me respondió:- Vincent es la Hora.

El autobús cerró sus puertas y arrancó, los motores no hacían mucho ruido, era como si me alejase del amor, de la felicidad, podía ver como el anciano manipulaba una vieja radio que no podía sintonizar y hacía un molesto sonido de interferencia. ¿A dónde vamos?, le pregunté al anciano, él me respondió rápidamente, - Pues yo voy a Saints Place- , ¿a dónde va usted? -, yo no le supe responder, él ignoró mi indiferencia y siguió intentando sintonizar, de pronto miré por la ventana y alcancé un desierto de arena casi blanca muy luminoso por dónde íbamos, en eso el calor me hizo ver un espejismo espeluznante, podía verme cuando niño corriendo a la par de la ventana, saludándome a mí mismo, era mágico y aterrador, mis manos empezaban a sudar, hacía calor en aquel desierto, entonces el Autobús se detuvo , la niña que se había montado ahora caminaba apresuradamente hacia la puerta y la llamé -Hey! Niña! , disculpa ¿Cuál es tu nombre? , ella volteo sonriente y me dijo : -“Amanda”, Gracias por dejar a Sophie, fue mi culpa, sólo estábamos jugando-. Yo alcancé a ver que una ancianita muy feliz la esperaba afuera, ella gritó:- abuelita!!- Y se bajó del transporte, lo curioso es que cuando el conductor abrió las puertas, una luz amarilla impresionante entró , y no pude ver más, lo próximo que supe es que estábamos avanzando .

Quería saber por qué había ocurrido esto, sentía miedo, confusión , estaba perdido , entonces fue cuando pude ver que el hombre del fondo sacaba su saxofón y empezaba a tocar una melodía triste, me levanté y le quise dar un dólar , pero él replicó:-Ya me lo diste, en la estación recuerdas?- Sorprendido quise quedarme con aquel hombre, escuchando su melodía, viendo por la ventana visiones y fantasmas, podía escuchar entre las tenues notas musicales voces graves que hablaban de sangre, tiempo y vida, entonces sucedió , el hombre comenzó a llorar, me dijo: - bueno, creo que aquí me bajo yo- , me dio su instrumento y el dólar que le había dado en la estación, yo no quería aceptar aquel dinero, él sólo pudo decirme que a donde él iba no lo necesitaría, -voy a visitar a mi hijo, tengo tiempo sin verlo, estoy muy contento-. Se bajó y la luz volvió a impregnar el autobús, una voz gravísima vino de adelante, dijo: -Vincent tú eres el próximo, prepárate-, y, bueno , quería bajarme ya del autobús, es que te confieso, me daba miedo. Sentí curiosidad entonces por el instrumento musical, intenté tocarlo y para mi sorpresa pude sacar alguna que otra melodía pero el radio averiado del anciano no dejaba que me concentrara, le pedí que por favor lo apagara, y me dijo: - eso intento-, seguía escuchando llanto, preocupación, y entonces la ví, mi esposa estaba a lo lejos, la podía ver, comencé a llorar como un bebe lo, admito , estaba tan linda como la última vez , aquel triste día en que me dejó, me abandonó, ella sonreía, el autobús aceleró un poco y el viejo golpeó la radio provocando que hiciera un sonido prolongado como un hilo , agudo y horrible, un pito que nunca acababa, yo solo quería bajarme del autobús, el conductor me dijo:- hasta siempre Vincent Burton-, y se abrieron las puertas, puse un pie sobre la blanca arena y no sentí nada más , sólo su abrazo y mis lagrimas.
-“Presión , necesito otra transfusión!- , Doctor Jameson , la recuperamos, está aquí, signos vitales normales, estables, presión sanguínea estabilizándose, -necesito retirar liquido de sus pulmones, más aire- ¡Doctor mire!, ¡Despertó!. La niña había despertado, sus ojos volvían a ser de un azul vivo y las palabras que decía: -Gracias Vincent , gracias por no dejarme ir.

Los padres de la niña llamada Sophie estaban llorando de la alegría , la niña había sobrevivido a una caída mortal dentro de un río muy peligroso, su amiga Amanda quien también estaba jugando en el río murió hacía ya dos horas, Sophie seguía insistiendo en un angel que la había salvado, un hombre llamado “Vincent Burton” , resulta que el hombre en la sala de emergencias que entró antes que ella era un viudo detestable de nombre “Vincent Burton” , mi padre , que con su alcoholismo y su depresión por la muerte de mi madre se metía en problemas y esa noche había sufrido un fuerte ataque al corazón que lo mató en poco tiempo, yo creo que él se reunió con mi Mamá y que salvó a Sophie, no dejó que muriera de esa manera.

Hoy me encuentro frente a la tumba de mi Padre, Vincent, y, como de costumbre en el aniversario de su muerte, encuentro la rosa que le trae Sophie y la melodía de mi saxofón, su favorita, ésa melancólica que le recordaba a mi madre.