Thursday, April 19, 2012
DETECTIVE
No hay manera de narrar la trágica historia que se esconde entre esas paredes, detrás de esas puertas. No tengo palabras suficientes o estudios, siquiera pistas para explicar lo sucedido pues el crimen fue cometido de la manera más perfecta que ha podido haber. Él o ella, lo saben muy bien, lo planearon, sin duda alguna, con una frialdad nefasta. Pero, ¿Quién lo cometió?
Una mañana tranquila de abril, me desperté con una sensación extraña, de que al levantarme, no habría café listo en la cocina. Bueno, debo decir que soy un adicto al café, y así entenderán que mi problema va más allá de una simple adicción. Soy detective, llego a conclusiones, traduzco la evidencia y concluyo mis casos de la manera más limpia posible. Yo desenmascaro a los culpables. Aquella tranquila mañana de abril…
Para ser más honesto aún con ustedes, les puedo decir que el señor Buñuel no me agradaba en lo absoluto, era un hombre un tanto pedante, claro, no hablaba mucho pero sus gestos eran verdaderamente despectivos. Él vivía en el piso 5, ya saben, era uno de esos vecinos que no quieres encontrarte en el elevador ni muchísimo menos en las escaleras, y aquella mañana, yo lo encontré por última vez, ¿o no?
Salí como siempre de mi apartamento en el piso 4 con mi cámara fotográfica en mano y algunos papeles para hacer mis anotaciones diarias, el edificio era un lugar muy aburrido para un joven que está de vacaciones. Me detuve frente al ascensor, esperé mientras arreglaba las mangas de mi desgastada camisa y como siempre las puertas del ascensor se abrieron, lo que vi a continuación, nunca lo olvidaré.
El Señor Buñuel se encontraba sentado en el piso del ascensor, vi que tenía sangre en su boca pero el sonido ahogado de su lucha por aire me dejó petrificado, las puertas del ascensor se cerraron. No podía creer lo que había visto, de pronto, escuché un grito de ayuda, era una mujer en la planta baja, en seguida vi hacia la puerta de mi vecina al otro lado del pasillo, la señora Vangeri, y vi que estaba abierta y que su hija, Miriam, se encontraba parada viéndome fijamente, a su lado se encontraba Diana, su amiga, su compañera de travesuras sin mover un músculo y con sus manos detrás de sus cuerpos pequeños y delicados, como si ocultasen algo – tal vez ella sabía lo que había sucedido – pensé. Luego a mi derecha, por las escaleras subió corriendo y sin decir una palabra, Nicolás, el muchacho del piso siete, de su bolsillo cayó un pañuelo, lo recogí con muchísima cautela, ¿qué estaba ocurriendo? , me pregunté. ¿Será todo esto una pesadilla’ , ¿ será que de verdad me estoy volviendo loco como dice mi mamá? Entonces recordé que había dos niñas observándome en silencio, no es una sensación agradable, así que guarde el pañuelo en el bolsillo de mi camisa y volteé lentamente para observar de nuevo a las extrañas infantes, pero la puerta ya había sido cerrada.
Bajé muy lentamente las escaleras y encontré vacíos los pasillos y los escalones, parecía no haber sucedido nada, hasta que llegué a planta baja. Al llegar pude ver a una mujer quién se encontraba haciendo una llamada telefónica, imagino que era a la policía, pero, detrás de ella vi una sombra que se movía muy lentamente como observando – Detente – le dije, pero este personaje desapareció entre la sombras del pasillo de emergencias. Corrí como pude pero ya era demasiado tarde, no estaba. Cuando volví al pasillo de entrada vi que sólo estaba el celular de la mujer sobre el suelo, pero no estaba ella, y aún peor, no estaba el cuerpo del agonizante Buñuel dentro del ascensor.
¿Qué había pasado? ¿A dónde se fue? – me pregunté.
De pronto, sonó el celular de la mujer el cual ahora yacía abandonado en el piso, me acerqué con muchísimo cuidado viendo en todas las direcciones posibles, sentía claramente cómo la sangre corría por mis venas, podía escuchar el latir de mi corazón, sólo interrumpido por aquel diabólico tono de entrada. Tomé el teléfono con la esperanza de encontrar una voz amigable del otro lado de la línea pero no fue así, una voz femenina muy clara dijo: - sube al piso 6 – y trancó de inmediato.
Para serte sincero, querido lector, no sabía qué hacer en aquel momento, era horrible lo que sucedía aquel día, horrible y fascinante. Mi primer gran caso y la oportunidad de resolverlo, de inculpar, de descubrir, de deducir. Me monté en el ascensor y presioné el botón seis, pronto llegué al pasillo y al dirigí mi mirada a ambos lados del mismo, pude ver cómo la puerta del apartamento de la derecha estaba entre abierta y de la rendija salía un delicado hilo de luz amarilla, lo que se ocultaba detrás de la puerta fue, de hecho más interesante aún. Con cuidado abrí la puerta y ahí estaba sentada ella, Alice.
Todos los edificios tienen a una mujer hermosa quien causa sospechas de todo tipo, desde su trabajo hasta su vida cotidiana,- ¿por qué es siempre tan elegante? – Me preguntaba con frecuencia, -¿será que sale por las noches a buscar víctimas, a destruir vidas, a repararlas, tal vez? – Pero ahora se encontraba sentada fumando su cigarrillo, con las piernas cruzadas y ese elegante vestido negro que la caracterizaba los viernes por la noche, pero ¿por qué? Me picó el ojo y me hizo una sutil seña para que me sentara en la silla que estaba frente a ella; nunca había estado tan cerca de esta hermosa pero siniestra mujer, era sólo una mesa de madera lo que nos separaba. Alice se me quedó mirando por unos segundos y luego de su bolso sacó una pequeña libreta, la puso sobre la mesa, ésta tenía mi nombre escrito en letras rojas seguido por la palabra “detective”.
Alice me miró a los ojos y me dijo: - Sólo tú puedes entender lo que sucedió aquí, lee la primera página y sigue a tu corazón. Saldré en este mismo instante de este apartamento, si me sigues, amor, te doy mi palabra de que te ahogarás con tu propia sangre - Me guiñó de nuevo el ojo, se levantó caminó unos pasos, me puso la mano en el hombro y suspiró… - buena suerte, “DETECTIVE”.
Definitivamente aquella era mi oportunidad, abrí la libreta y la primera página tenía escritas una frase: “No voltees”. Mi corazón empezó a latir furioso una vez más,- ¿sería aquella frase una articulada trampa para acabar conmigo, con la investigación? – me aferré a la silla como nunca antes lo había hecho y traté de calmarme, - “Sigue a tu corazón”, - ella dijo que siguiera a mi corazón, me llevé la mano al pecho y encontré el pañuelo que Nicolás había tirado, lo vi con detenimiento y me di cuenta de algo extraordinario, había algo escrito en el pañuelo: “Ellas te están observando” ¿curioso, no? ; uní la frase de la seductora libreta con aquellas palabras del pañuelo y formé mi primera movida: “No voltees, ellas te están observando” tenía que ir al apartamento de Miriam Vangeri, ella y su amiga me estaban observando cuando vi al moribundo señor Buñuel, era la única explicación.
Volteé con cautela pero nada parecía estar sucediendo, ya Alice se había marchado, salí de la misteriosa habitación y bajé las escaleras tan rápido como pude, al llegar al pasillo ví que Amanda y Diana habían armado una “Fiesta de Té” en el pasillo, esto me pareció muy perturbador, te confieso que las muñecas siempre me han dado un poco de miedo. Las niñas estaban sentadas en una mesita, al verme, Amanda, la mayor, me dijo: - Llegas a tiempo, DETECTIVE, ven siéntate conmigo y con mis amigas – No mentiré, me estaba empezando a gustar que me llamasen así, “Detective” pero algo andaba mal, el ambiente de aquel pasillo era pesado como si… como si alguien estuviese a punto de morir. Accedí a sentarme en la sillita de plástico, éramos cuatro en la mesa, Amanda, Diana, Una muñeca rubia la cual estaba toda llena de pintura roja, y yo.
- Me parece muy bien que haya llegado hasta acá, le tengo una prueba muy sencilla, si logra descifrarla podrá seguir adelante, si no, pues… usted sabe. – Dijo Amanda. La otra niña estaba inmóvil y cabizbaja, parecía muy triste, no entendía nada pero asentí con la cabeza, entonces Diana se volteó y me miró directamente a los ojos, esa mirada nunca la olvidaré. Ella me dijo: - no pierda ni un solo detalle, por favor - . Sí, sí, bueno… a ver, tendrá que cerrar sus ojos - pronunció Amanda – Cerrar sus ojos y escuchar lo que le voy a decir, si los abre jamás podrá resolver el caso. Cerré los ojos en el acto. “La segunda página revela lo que dos ojos que se miran quieren observar, no son los ojos sino lo que se esconde detrás. Cuente hasta 10 y abra los ojos”
Abrí los ojos lentamente y vi que las niñas habían desaparecido, en seguida busqué la libreta y observé la segunda página, ésta decía: “Hasta cuál piso habrá llegado” ¿Qué demonios significaba eso? “los ojos que se miran” empecé a buscar ojos en el pasillo, los únicos que habían eran los de las muñecas horrendas que tomaban el té pero una, esa rubia del vestido blanco manchado de rojo parecía estarme viendo a mí, era una sensación escalofriante, horrible. La tomé cuidadosamente y la vi muy de cerca, sus ojos parecían ser normales, “sino lo que se esconde detrás” entonces pensé que tal vez…
Volteé la muñeca levante su rubia cabellera artificial y encontré un nombre: “Nicolás” entonces uní ambas frases una vez más: “¿Hasta cuál piso habrá llegado Nicolás”. Nicolás es el vecino que tiró el pañuelo, sabía que él vive en el piso siete.
Llegué al séptimo piso lo más rápido que pude éste estaba tranquilo, parecía estar vacío hasta que escuché esos ruidos característicos que provenían del apartamento de Nicolás, toqué el timbre y este en seguida me abrió la puerta, como si me hubiese estado esperando. – Entra de una vez, pero has silencio, ellos no deben escuchar – me dijo con un tono muy nervioso. ¿Ellos? – pregunté. Entonces el joven empezó a hablar cosas sin sentido a ir de aquí para allá. – Este edificio y esta estúpida forma de hacer las cosas, el futuro, la libreta esa que tienes en la mano y el vestido blanco – todo, todo es parte de un todo, ¿no lo ves? ¿tú eres el DETECTIVE, cierto? Deberías notarlo, al diablo con esto, escúchame bien sólo lo diré una vez… la tercera página de tu libreta es la última oportunidad que tienes para… saber.
- Léela en voz alta – me dijo. “Y al final del pasillo encontrarás que todo ha de tener sentido” ¿Cuál pasillo? – pero Nicolás se quedó inmóvil, sin hacer ni un sonido más, entonces pensé en el pasillo de emergencias, sí , ese en el cual se perdió la sombra del sospechoso, tenía que bajar pero justo antes de salir del apartamento, Nicolás, me dijo: “Nunca dejes de ver hacia abajo, no te vayas a caer” y cerré la puerta detrás de mí.
Marqué el ascensor, podía escuchar las cuerdas que chirriaban al ritmo de aquel viejo y oxidado elevador, al llegar me detuve un momento y vi hacia abajo, justo como
Nicolás me lo había recomendado pero no encontré nada fuera de lo normal, entré y marque “Planta Baja” las puertas se cerraron, no podía creer lo que estaba sucediendo, realmente estaba siguiendo las pistas y desenmascarando al criminal, estaba a punto de llegar, a punto de encontrar la solución, ¿no es cierto?
Al abrirse las puertas del ascensor vi un rastro de algo que parecía sangre sobre el piso, iba justo en dirección al pasillo oscuro y misterioso, lo seguí con cautela siempre viendo hacia abajo, el rastro de sangre me llevó hasta el estacionamiento y del estacionamiento hasta un atomovil vi lo que pude por los vidrios del carro pero no había nada adentro del mismo, fue entonces cuando me di cuenta de que lo que estaba buscando tal vez no estaba dentro del automóvil, podía estar debajo de él. Puse las rodillas sobre el suelo y baje muy despacio mi cabeza entonces la vi
La muñeca del vestido blanco y de cabellos rubios estaba llena de ese extraño líquido escarlata, de pronto sonó una alarma de un carro casi puedo jurar que escuché un grito muy agudo, y en el momento pensé que podían ser mis nervios, la muñeca estaba llena de tinta roja, pero ninguna pista relevante para el caso, levanté la muñeca y su cabeza se desprendió dentro de la misma había un papel y adentro una última frase: “¿Te rindes?” y en la cuarta página de la libreta estaba escrito: “Vuelve a comenzar”
No podía creer lo que estaba viendo, no podía ser que había perdido, no podía ser, a menos que…
Subí al ascensor y marqué el piso seis, “Vuelve a comenzar” sólo había un lugar al que podía ir, el apartamento de Alice, de nuevo al punto de partida. Las puertas del ascensor se abrieron y como un Deja Vu observé el delgado hilo de luz que provenía del apartamento de la seductora mujer , me acerqué con extrema precaución, escuché voces, ruidos, ahí debían estar los asesinos, los culpables, me metí poco a poco en el apartamento y los vi por primera vez.
Todos estaban en la sala, tomando champaña, me vieron y en seguida detuvieron el tiempo de su cronómetro, se acercaron a mí y me ofrecieron champaña entre sonrisas y abrazos, todos estaban ahí, todos me felicitaban porque había mejorado el tiempo.
Año tras año todos en este edificio los vecinos se ponen de acuerdo para articular un juego de muertes y pistas, un juego que sólo yo puedo descifrar y así lo he hecho, año tras año miden el tiempo en el que lo hago porque saben que tal vez un día pueda convertirme en un excelente DETECTIVE.
Alice con su elegante vestido y sus ojos de esmeralda me abrazó, el viejo Buñuel a quien maquilaron a la perfección me veía con alegría, tanto Nicolás como la mujer del celular (Lisbeth) hablaban y se sonreían por cómo había salido todo, yo sólo podía beber mi champaña y disfrutar de cómo todo había terminado, y fue entonces cuando la vi.
Entre todas esas caras felices que logro ver año tras año había una cara triste, era Amanda estaba callada y cabizbaja y sostenía algo que parecía un mechón de pelo, un mechón de pelo rubio, ella subió la cabeza y me vio directo a los ojos con esa mirada de tristeza interminable, inolvidable, entonces vinieron muchas imágenes a mi cabeza: “No se pierda ni un solo detalle por favor” la imagen la muñeca del vestido blanco, el suspiro triste de Alice, las palabras de Nicolás, la muñeca ensangrentada, el grito que creí haber escuchado…
Año tras año todos en este edificio los vecinos se ponen de acuerdo para articular un juego de muertes y pistas, un juego que sólo yo puedo descifrar. Pero, Diana…
¿Dónde está Diana?
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